28/1/08

Mi Hogar...

(Cuadro, Rafael Arroyo Ruiz)


Como, veis no es más que una foto a un cuadro. Pero, el cuadro ahí pintado, representa mi casa, este lo pintó Rafael Arroyo, tío mío por parte de madre. Hechas las presentaciones de la foto, pasemos a la entrada y la historia.

Esta casa, no siempre fue de mi familia, hace ya muchos años, cuando mi padre era un niño, esta era la casa de la maestra, pero decir eso tampoco sería del todo exacto. Porque la ventana que está debajo de la chimenea (la que está más a la izquierda), era la capilla o iglesia, para los niños de la aldea, y alrededores. Y aún más a la izquierda –que no puede verse en el cuadro– estaba la escuela, que yo siempre conocí como un salón bastante amplio.

Mi padre, mi tío, y mis abuelos, vivían en Catalán, otra pequeña aldea, relativamente cerca de aquí (ya os contaré más en próximas entradas). Hace tiempo, Catalán fue expropiado por la construcción del Pantano de La Viñuela, y está derruido. Pero, mucho antes de que ello pasara, la escuela estaba abierta. Eran los niños, y niñas de Las Mayoralas, de Catalán, incluso creo, que de El Manquillo, los que la llenaban. No creo que fueran muchos, según quiero recordar, 12 o 13 niños, todos vecinos de aquellos alrededores, y ahora, muchos de ellos, apenas lo visitan.

Con el paso del tiempo, aquellos niños fueron creciendo, y por diferentes motivos, la escuela se trasladó a Periana, una urbe con mayor cantidad de alumnos. El problema, para estos niños, ya casi adolescentes, era que estaba demasiado lejos, y tenían que ayudar en las tareas propias del campo, por eso, algunos, abandonaron los estudios. Cuando cerró la escuela, no sé exactamente, el año, ni porqué, mis abuelos, compraron la casa de la maestra, y la escuela.

Durante muchos años, estuvieron mis abuelos viviendo ahí, ahí es donde tengo los primeros recuerdos de la infancia del campo, con mi hermana, mis primos… Por aquel entonces, para ir al salón (la antigua escuela), y a la cocina (la capilla), había que bajar 5 escalones. Hoy, ya por motivos que no vienen al caso, la cocina está a la misma altura que el resto de la casa, y no es posible ir al salón (ahora la casa de mi tío), si no se sale a la calle.

Esta ha sido la historia de mi hogar… mi dulce hogar. Poco a poco os iré desvelando más historias de los alrededores…