23/3/08

El Río Guaro

(Pozas del Río Guaro. José M. Valverde)

Ayer, por fin pude sacar algo de tiempo y coger la bicicleta para ir al Río Guaro, y sacar algunas fotos, e incluso algún video. Cuando llegué allí, lo primero que hice fue ir a aquel lugar, al lugar dónde jugué por primera vez a rol, algún día os subiré la imagen. Aquel lugar con tantos recuerdos...

Después, bajé un poco el río, hasta el lugar, dónde me bañaba de pequeño con mis primos (el lugar de la foto). Hace ya catorce, o quince años, que ibamos ahí con mis primas, mi primo, mi hermana, mi tía, mi madre y yo. Las primeras veces la poza no estaba hecha, y teníamos que hacerla la poza consistía en una serie de piedras a modo de pared, para aguantar la mayor cantidad de agua posible, con la ayuda de algunas algas (aquí las llamamos camas de rana), y algunas plantas. De esa forma aumentábamos unos centímetros el agua.

Si a eso le añadimos, algunas partes más hondas del río, pues ya tenemos una pseudo piscina para niños pequeños. Se estaba bastante, bien. No es que fuera la playa, pero, nos refrescábamos... pasó el tiempo, y los niños pequeños crecimos un poco. Aquella poza, se nos quedó pequeña, buscamos una poza un poco más arriba, esa poza nos cubría más que la otra, pero sin llegar a cubrirnos del todo. Era un pequeño hueco debajo de una piedra. Aún sin ser suficiente para refrescarnos del todo, pero, mejor que nada.

Pasó el tiempo, esos niños siguieron creciendo, y un día como otro cualquiera, volvieron a esa poza, pero aún así era pequeña, fuimos a la de arriba, y también era pequeña, así que seguimos bajando hacia abajo, parecía que la cosa no mejoraba. Pero, de repente, aquello se hacía más profundo, tan profundo que llegaba a cubrirnos, y nos cubría más de lo que podíamos imaginar. Y, por suerte, al lado había una especie de acantilado, dónde podíamos saltar al agua. Dónde podíamos tirarnos sin ningún miedo, porque por mucho que nos hundiéramos no llegábamos al fondo.

Pasamos allí varias tardes, en una de ellas, iba a saltar al agua, imitando a Angus Young (saltando a la pata coja) resbalé con el barro que se había formado por saltar antes, y, para mi desgracia, me caí encima de un pincho. Después de eso, día tras día, el río se iba secando, cada vez cubría menos, hasta el punto de que no merecía la pena ir allí a bañarse, porque ya sólo quedaban piedras, y algunos matojos que molestaban los intentos de natación.

Y, bueno, para despedirme os dejo otra foto, dónde tantas veces hablé con un amigo sobre los estudios y sobre los amores... dichoso el que nunca se halla enamorado... Al final, ni yo hice esa carrera, ni ella, ni él acabó con ella...

(Confesiones en el Río Guaro. José M. Valverde)

3/3/08

C. R. Las Mayoralas

Bueno, edito esta entrada de ayer por un motivo fundamental, he recibido nuevas noticias del Complejo Residencial, y he de comunicarlas, pues la errata fue mía.

La inauguración es el 28 de Marzo, pero, cuando realmente, se abre al público es el día 29 de Marzo. Todos los que estéis interesados en ir, podéis mandar un mail a: reservas@lasmayoralas.com o en el teléfono 951 32 18 92.

Y, de verdad, merece la pena, yo aún, por diversos motivos, sólo he podido verlo desde fuera, y aún así aquello es precioso. Espero en un corto plazo poder visitarlo más a fondo, pues ya me han invitado.

Muchas gracias a todos, y en especial al C. R. Las Mayoralas.